Bebé no nacido – muerte fetal

La pérdida de un bebé no nacido o la pérdida del embarazo ocurre cuando el embarazo se ve finalizado de forma inesperada antes de la semana 20. En algunos casos se le llama pérdida temprana del embarazo, aborto involuntario, muerte fetal, aborto espontáneo o pérdida del embarazo en segundo trimestre. Pero el término más utilizado es simplemente “pérdida del embarazo”.

Un detalle importante que debes de tener en cuenta es que en algunas ocasiones la pérdida de embarazo se puede llegar a producir en una etapa tan temprana que incluso la mujer puede no haberse enterado de que estuvo embarazada.

Con el fin de resolver todas las posibles dudas que tengas sobre este tema, en este artículo vamos a profundizar a fondo en todo sobre la pérdida de un bebé no nacido.

Pérdida de un bebé en gestación o muerte fetal

La pérdida de un bebé en gestación se refiere a muerte fetal o también a la muerte de un bebé que aún no ha nacido, es decir, la pérdida del feto. Esto puede ocurrir en cualquier momento durante el embarazo. Lamentablemente se trata de un escenario que suele ser bastante común, ya que suele presentarse en uno de cada cuatro embarazos. La gran mayoría de estos escenarios ocurren durante el primer trimestre del embarazo.

Entre los distintos escenarios de pérdida de embarazo, se pueden presentar los siguientes:

  • Embarazo embrionario: aquí el óvulo es fertilizado, pero no se desarrolla y convierte en un embrión.
  • Aborto espontáneo: este caso ocurre antes de la semana 13 de embarazo y también se conoce como aborto no provocado o involuntario.
  • Embarazo ectópico: un escenario en donde el feto es desarrollado fuera del útero, pudiendo estar en la trompa de Falopio, en el abdomen o incluso en el cuello uterino.
  • Embarazo molar: aquí la placenta y los tejidos detales no tienen un desarrollo normal.
  • Mortinato: el feto muere luego de las 20 semanas de embarazo, siendo uno de los peores escenarios en lo que es la pérdida de un bebé no nacido.

Principales motivos por lo que ocurre la pérdida de un bebé no nacido

Cerca del 50% de las pérdidas tempranas en el embarazo suelen estar relacionadas a problemas en los cromosomas o en los genes. Sin embargo, hay una serie de motivos o causas por las que se puede ocurrir la pérdida de un embarazo. Entre algunos de los motivos principales nos encontramos con los siguientes:

Problemas genéticos

Alrededor de la mitad de las pérdidas tempranas están relacionadas con problemas genéticos o cromosómicos.

Desarrollo anormal del embrión

El desarrollo anormal del embrión puede llevar a complicaciones.

Problemas hormonales

Niveles bajos de progesterona o problemas de tiroides en la madre pueden influir.

Condiciones de salud materna

Hipertensión, diabetes y problemas uterinos como tejido cicatricial, forma anormal o fibromas pueden ser factores.

Infecciones

Infecciones como CMV, micoplasma, clamidia y otras pueden desencadenar pérdidas.

Enfermedades autoinmunitarias

Problemas como el lupus o síndrome de anticuerpos antifosfolípidos pueden contribuir.

Factores externos

Lesiones, exposición a químicos o sustancias tóxicas también pueden ser causantes.

Un detalle importante que no se debe de pasar por alto es que cuando la pérdida de un bebé no nacido llega a ocurrir tres o más veces, a esto se le conoce como recurrente de embarazo. Cuando se tiene esta frecuencia en la pérdida de embarazo es complicado determinar una causa. Es posible que ambas partes de la pareja se tengan que hacer más análisis.

Factores de riesgo

Algunos factores pueden aumentar las probabilidades de pérdida:

  • Edad materna avanzada.
  • Antecedentes previos de pérdida de embarazo.
  • Consumo de tabaco, alcohol o drogas.
  • Niveles bajos de folato.
  • Problemas de peso.

Síntomas de la pérdida de un embarazo

El sangrado vaginal es el síntoma más común. En embarazos avanzados, la falta de movimientos fetales puede indicar un mortinato. Pero es importante tener en cuenta que cada tipo de pérdida cuenta con sus propios síntomas.

Diagnóstico y tratamiento

El proveedor revisará la historia clínica y puede realizar análisis de sangre y ecografías para confirmar la pérdida. Con respecto al tratamiento, este varía según la situación, y puede incluir:

  • Espera natural.
  • Medicamentos para acelerar la expulsión de tejidos.
  • Cirugía para retirar tejidos.

La consejería y el apoyo son fundamentales después de la pérdida, y su proveedor puede ayudarle a encontrar recursos y grupos de apoyo. Es esencial recordar que cada experiencia es única, y buscar apoyo emocional es crucial durante este difícil proceso.

Tristeza perdida de un bebé no nacido

La experiencia de perder a un hijo durante el embarazo o poco tiempo después de nacer es bastante abrumadora. Iniciar el proceso de aceptación a través del contacto con el bebé y la creación de recuerdos es un primer paso crucial.

Sin embargo, la travesía no termina ahí; hablar sobre la pérdida se convierte en el siguiente paso vital. Afortunadamente, existen grupos de apoyo diseñados para acompañar a las familias a lo largo de este doloroso proceso.

El duelo perinatal, ese proceso angustioso que sigue a la pérdida de un hijo, abarca desde la concepción hasta el primer año de vida. A pesar de su magnitud, estas pérdidas tienden a minimizarse y, en ocasiones, son silenciadas, lo que las cataloga como «duelos silenciados o desautorizados«.

Conocer las múltiples facetas de la pérdida en el Duelo Perinatal

El duelo perinatal presenta facetas únicas, fusionando sentimientos de pérdida y dolor con experiencias específicas. Desde la pérdida del momento de convertirse en padre o madre hasta la pérdida del rol mismo, especialmente en el caso del primer hijo, este proceso también abarca la pérdida de la inocencia respecto al embarazo y el parto.

Asimismo, implica la pérdida de derechos, como mencionar al hijo en ciertos lugares, y la pérdida del contacto vital para crear recuerdos.

Respetar el tiempo de dolor

Es esencial comprender que el doliente tiene el derecho de experimentar el dolor y que su proceso de duelo debe ser respetado. Este desafío se intensifica cuando se trata de parejas, ya que cada uno lleva su propio proceso con necesidades, formas y tiempos distintos. Compartir este proceso implica un esfuerzo conjunto de comunicación, comprensión y empatía.

Tras una pérdida perinatal, es común escuchar frases bienintencionadas pero que pueden minimizar el dolor del doliente. Expresiones como «Eres muy joven, podrás tener más hijos» buscan reconfortar, pero pueden transmitir la sensación de que su dolor no es válido.

Esta pérdida conlleva otras dimensiones que a menudo se pasan por alto, como la influencia del equipo médico en el proceso de duelo. La forma en que se comunica la experiencia de la muerte y se explican las opciones disponibles impacta significativamente en la evolución del duelo.

Conseguir ayuda y apoyo después de la pérdida

La muerte perinatal, al estar tan cercana a la vida, deja un vacío de recuerdos que los padres intentan llenar. Proporcionarles una caja para reunir objetos simbólicos relacionados con su hijo/a, como ecografías y objetos especiales, puede ayudarles a testimoniar su duelo y encontrar consuelo.

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Un ritual de despedida como acto simbólico de sanación

Aunque la pérdida durante el embarazo o el parto a menudo no permite funerales, los dolientes pueden buscar momentos simbólicos de despedida. Ya sea visitando un lugar especial, escribiendo algo significativo o realizando gestos conmemorativos, estas acciones pueden ayudar en el proceso de sanación.

El camino para superar el dolor

Estas sugerencias y actos simbólicos son herramientas que pueden orientar a los padres en la afrontación de este doloroso proceso. Dada la tendencia a minimizar este tipo de duelo, cada doliente debe escucharse a sí mismo y descubrir qué necesita para valorar su dolor y atenderlo de manera adecuada.

Comunicación, empatía y autoescucha

En última instancia, estas claves buscan orientar tanto a quienes han sufrido la pérdida como a quienes desean ayudar a alguien en duelo. La pérdida de un ser querido en el periodo perinatal merece ser reconocida, comprendida y tratada con la sensibilidad que requiere.

Mi bebé murió antes de nacer o muerte fetal

Perder a un bebé antes de su nacimiento desata una mezcla abrumadora de sentimientos y emociones confusas. Este torbellino emocional tiene un nombre: el duelo. Es probable que experimentes síntomas tanto físicos como emocionales, y es importante entender que estos son completamente normales y necesarios para afrontar la muerte de tu bebé.

Es fundamental recordar que el duelo tiene un propósito: ayudarte a aceptar la pérdida de tu bebé. Esto no implica olvidar, pero te guiará gradualmente hacia la recuperación, permitiéndote mirar hacia el futuro con esperanza y ánimo.

Cada persona vive el duelo de manera única y personal. No hay comparaciones válidas con otros duelos ni con cómo otras personas han superado la pérdida de sus bebés. Como relata alguien que vivió esta experiencia, «no hay reglas, no hay referencias, es algo completamente personal«.

Uno de los desafíos más difíciles tras la muerte de un bebé es la sensación de soledad. Además, resulta complicado aceptar las diferentes reacciones de las personas que te rodean. Algunos pueden pensar que, al no haber conocido al bebé, no deberías sentir tristeza por su pérdida. Mientras ellos continúan con sus vidas, tú sigues recordando que tu bebé ya no está contigo.

Las emociones que se experimentan durante el duelo

El duelo abarca una amplia gama de sentimientos, entre ellos:

  • Shock: Al recibir la noticia de la muerte de tu bebé, es común entrar en un estado de shock. Parece irreal, y pasas de la negación a buscar explicaciones lógicas sobre por qué está sucediendo esto.
  • Rabia: Puede que sientas enojo hacia el médico que te atendió o te dio la mala noticia, incluso contigo mismo o tu pareja. Es un sentimiento normal y válido.
  • Culpa: Sentirte culpable y cuestionarte sobre qué podrías haber hecho para evitarlo es normal en el duelo. Recuerdos del embarazo pueden surgir, generando preguntas sobre si podrían haber causado la muerte de tu bebé.
  • Tristeza: Acompañando el vacío, la tristeza es una parte natural del duelo. Llorar es una expresión válida y beneficiosa, liberando las emociones acumuladas.

Regresando a casa después de la pérdida

El regreso a casa con los brazos vacíos marca un momento desgarrador. Mientras alejarse del hospital puede ser un alivio, también significa distanciarse aún más de tu bebé. La sensación de vacío se intensifica, y cada familia aborda este momento de manera diferente.

Es esencial cuidar de tu salud, aunque puede resultar difícil. La familia y amigos pueden desempeñar un papel crucial al ofrecer apoyo, preparando comidas o realizando tareas cotidianas. Pedir ayuda es válido y necesario durante este período tan delicado.

Realizar tareas simples, como preparar la comida, regar las plantas o realizar actividades que no requieren un esfuerzo significativo, puede ser reconfortante. Estos actos, por más pequeños que sean, ayudan a mantener la mente ocupada durante un tiempo.

Como reflexiona alguien que compartió su experiencia, «había cosas que teníamos planeado hacer después del nacimiento de nuestra hija, cuando llegamos a casa sin ella decidimos que queríamos hacerlas igualmente, que no queríamos cortar de raíz todo lo que tenía que ver con ella».

Si tienes otros hijos, atender sus necesidades también es crucial. La familia y amigos pueden ser un apoyo invaluable durante este difícil proceso.

La pérdida de un bebé es una experiencia devastadora, pero a través del tiempo, el cuidado personal y el apoyo de seres queridos, puedes comenzar a sanar y encontrar esperanza en el futuro.

Esperamos que toda la información que te hemos dado en este artículo sobre la pérdida de un bebé no nacido te pueda ser de ayuda o de utilidad para ayudar a alguien que se encuentra pasando por este escenario.